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Adopté un perro de la ONCE y puso mi vida patas arriba

Este episodio va a ser muy especial por muchos motivos. El primero de ellos es porque, hoy cuento con el primer invitado del podcast, Javier, mi padre, y es que, como habrás leído en el título vamos a hablar sobre nuestra experiencia adoptando perros de la ONCE, y era imposible que contase esta experiencia sola. Nos encontramos a pocos días de despedirnos de nuestra segunda perra de la ONCE que va a ser entregada ya a su nueva familia. Antes de empezar, y para poneros un poco en situación, os voy a presentar a los dos perros que hemos adoptado en dos años distintos, aunque coincidieron durante un mes entero. El primer perro que cogimos hace 3 años, fue un labrador blanco, muy muy blanco y le vamos a llamar Eloy en este podcast, después voy a explicar por qué no vamos a decir sus nombres reales. Por ahora voy a contarte que hemos elegido este nombre porque así es como bautizamos a su peluche favorito que le acompañó desde muy pequeño. Bueno, en realidad ha tenido 3 Eloys iguales porque los ha ido destrozando y le volvíamos a comprar el mismo.

La segunda perrita aquí va a tener el nombre de Filomena, pero antes de que creas que tiene que ver con la borrasca que dejó muchas localidades de la península bajo un manto blanco, en realidad bromeamos con este nombre hace ya 2 años cuando hablábamos de ella antes de saber su nombre, ya que sabíamos que empezaba por la letra F y la ONCE tiene un sistema un tanto peculiar con el que eligen los nombres, y al final los nombres muy poco frecuentes por así decirlo. Así que antes de conocerla, bromeamos con que se llamaría Filomena. Filomena es completamente negra y es la perrita que tenemos ahora y de la que nos vamos a tener que despedir. Como te decía, hacemos este juego con los nombres porque no existe un mismo nombre para distintos perros guia en España. Es decir, que hasta que, por ejemplo Kira no se muere, no pueden poner Kira a otro perro guia. Así que hemos preferido no decir sus nombres reales.

Bueno pues hechas las presentaciones vamos a empezar a contar nuestra experiencia que, ya te adelantamos, volveremos a repetir. Voy a empezar esta especie de entrevista-conversación con las dos preguntas más repetidas y con las que solemos comenzar las conversaciones sobre los perros guia. La primera como no, es que cómo hemos empezado o cómo nos enteramos de estos programas de la ONCE…

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La primera vez que nos despedimos de Eloy, nuestro primer perro, le di a mi padre un regalo sorpresa: su huella hundida en un un yeso especial para bebés. Como se acercaban las navidades y creía que no volveríamos a verle, tenía otro regalo por darle: otra huella (sí, muy original) pero esta vez impresa en tinta sobre un cuadro con su nombre. Por aquí dejo la foto de Pinterest en la que me inspiré, por si te gustaría hacer también esta idea con tu mascota:

Con Filomena hice otro recordatorio que me encantó en cuanto lo vi en los anuncios de Instagram. Se trata de una camiseta personalizada de la firma española Qisu. Todos sus diseños van enfocados a los perros con mensajes «Primero Nala me robó el ♡, después los calcetines»,  «Si Sasha me dice GUAU lo dejo todo» o mi favorito: «80% algodón, 20% pelo de Filomena». Me encantó la idea en cuanto la vi, y ojalá pudiera enseñar por aquí el resultado de estas ideas, ¡pero justo se ven sus nombres reales!

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¿De verdad tenemos que monetizar nuestro hobby?

Me llama la atención la gente que tiene un hobbie desde pequeño. Ese algo que no pueden parar de hacer casi cada día o cada vez que tienen oportunidad como tocar la guitarra, salir con la bici, pintar, la cerámica, jugar al tenis, salir a correr… En mi caso, no fue hasta los 18 cuando me di cuenta de que no tenía hobbies. Fue cuando empecé a ir a las agencias de figuración y publicidad, donde te hacen rellenar formularios sobre tus medidas, si tenías carnet de conducir, tu residencia, y en último lugar tus hobbies y habilidades. Al principio rellenaba esa casilla rápido: me gustaba la gimnasia rítmica, el baloncesto y se me ocurrió incluir el tenis. Lo hacía de manera automática hasta que mi hermana me acompañó a algún casting y vio lo que yo ponía…

Ella sabe tocar la guitarra y el piano por ejemplo, jugaba mucho al baloncesto y le encanta casi cualquier deporte en el que hay un mínimo de competición. Entonces me di cuenta de que hice gimnasia rítmica hasta que tuve una luxación de rodilla con 13 años y no volví a hacer ni una voltereta. Estuve apuntada al baloncesto y me escondía entre mis compañeras para que no me eligiesen para salir a jugar. Y he jugado al tenis, no sé, ¿igual 10 veces en toda mi vida? No tenía hobbies o habilidades para rellenar esa casilla.

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Así que, decidí tener un hobby y me apunté a clases de Ukelele, a clases de italiano, de cerámica, de pintura, de yoga, de baile… una detrás de otra. Pero al final duraba unos meses y buscaba otra cosa que me llenase. Y es que llevo estos últimos 3 años entrevistando a muchos artistas sobre sus trabajos y muchos de ellos habían descubierto su nueva pasión con 30 o 40 años. Me suelen contar que tenían un trabajo que nada tenía que ver con su nueva profesión, se apuntaron a clases de escultura, de cerámica, de pintura o de cualquier otra actividad creativa y me contaban cómo se les había encendido un algo que ya no podían apagar. Hasta llegar al punto de cambiar completamente de profesión y vivir de su nuevo hobby.

En muchos momentos he hablado con mis amigas sobre este tema, y me he dado cuenta de la cantidad de gente que no tenemos hobbies. O no tenemos ese entretenimiento para el que parece que tienes que tener una cualidad. Pero hay muchas otras cosas que creo que también deberíamos considerar como hobbies. Yo entiendo que un hobby es cualquier actividad que, cada vez que tenemos un ratito libre, pensamos en ello y nos reconforta, nos hace desconectar por un momento de las tareas pendientes, nos libera en cierto modo. Y no tiene por qué ser ninguna actividad artística o física. Parece que esa clave es imprescindible para considerarlo hobby. 

En mi caso, por ejemplo, los días que he conseguido sacar un momento para leer un libro o mis revistas favoritas, es un día completamente diferente a los demás. Me encanta pasar muchos ratos en las librerías fichando mis próximos libros. También me encanta ir a los kioskos internacionales y descubrir nuevas revistas independientes alrededor del mundo. También me apasiona cantar, y cuando saco una hora en la que estoy cantando una canción tras otra, me lleno completamente de energía. También me gusta leer sobre música y escuchar discos nuevos. Por ejemplo, llevo ya 2 años escuchando los 1.001 discos que hay que escuchar antes de morir (y pronto haré un episodio hablando de lo que he aprendido de todos ellos). Si te das cuenta, mis hobbies entonces serían leer, cantar y escuchar música. Y pensarás ¿y quién no hace eso?

Recordemos la esencia de un hobby

Parece que hemos eliminado esta forma de entretenernos y disfrutar del tiempo libre, de la lista de posibles hobbies. Pero algo que creemos que hace todo el mundo, resulta que no es así del todo. No todo el mundo lee libros o revistas a diario. No todo el mundo canta… a conciencia, por así decirlo. No me refiero a cuando suena una canción que conoces y la medio cantas, sino, cantar de verdad, concentrándote en cada segundo. (Ya si canto bien o no, se lo dejo para valorar a mis pobres vecinos). Y aunque casi todo el mundo escuche música, no todo el mundo le dedica tiempo de verdad a descubrir discos, cantantes y canciones y a indagar en la historia que esconden. Así que, a pesar de que cantar, leer y escuchar música sea algo aparentemente común, yo he hecho de estos tres entretenimientos mis verdaderos hobbies. 

Tengo que decir que seguiré buscando actividades nuevas, esperando que alguna de ellas despierte ese no sé qué que tiene la gente. Oye, igual mi nuevo hobbie resulta ser buscar nuevos hobbies, quien sabe…

Ahora viene la segunda parte que, personalmente, me parece muy importante. Y para ello, voy a utilizar otro hobby o práctica que llevo años tratando de que sea diaria, y es el yoga. Sí, ha habido un boom total, y creo que ya lo mencioné en mi anterior capítulo sobre la nostalgia por épocas pasadas. En él te comentaba que hace tiempo que compré revistas de moda de los 90 y me sorprendió ver cómo los temas siguen siendo los mismos aunque creemos que son nuevos, pues me encontré con muchos titulares sobre el feminismo, el yoga o el cambio climático. Que parece que los 90 están casi ahí, pero cabe señalar que ya han pasado nada más ni nada menos que 30 años… Ahí lo dejo…

Como te decía, yo también he caído en el yoga. De pequeña practicaba muchísimo pilates, me encantaba, pero descubrir el yoga fue otra cosa. Y como a casi todo el mundo, se me ha pasado por la cabeza, mil veces sacarme un título para ser profesora de yoga. También cuando en alguna conversación sale el hecho de que practico yoga, siempre hay alguien que me dice ¿y por qué no te sacas la titulación y das clases de yoga? Tengo que decir que es una idea que todavía ni he descartado, ni me he decidido a hacerla realidad. Pero ha sido inevitable pensar ¿por qué siempre tenemos que tratar de monetizar nuestro hobby? ¿Por qué no podemos disfrutar de esa actividad que nos hace desconectar?

Y esto pasa con todo. Si te gusta ver películas y series siempre habrá alguien que diga: ¿y por qué no haces un blog con críticas sobre lo que ves? Y si resulta que lo tienes ¿por qué no metes publicidad o hablas con marcas para que tu blog te dé dinero? Si te gusta viajar, ¿por qué no abres un canal de Youtube? Y de nuevo, si lo tienes, trata de sacar dinero de este entretenimiento. No digo que esté mal tener un extra cada mes o incluso hacer de tu hobby tu nuevo trabajo, pero creo que también debemos recordarnos que no tienes por qué vivir de tu hobby, o no tienes que profesionalizarlo o monetizarlo. También puedes hacerlo por pasión, por ti, por que te gusta. Y ya está.

Creo que es necesario equilibrar un poco la balanza entre tanto mensaje de dejarlo todo por vivir de un sueño. Y es que, estoy recibiendo mucha publicidad de este tipo a través de las redes sociales, de gente que vende cursos sobre cómo monetizar tu hobby, cómo vivir de tu pasión, cómo lo dejé todo para construir mi propia empresa… Me parecen mensajes un tanto agobiantes que te hacen pensar que mientras no estés trabajando de tu hobbie, no habrás triunfado. Pero cabe recordar que son muy pocos los que de verdad viven de ello, y que todavía menos de verdad lo dejaron todo por su sueño.

Eso sí, de nuevo quiero señalar que con todo esto, no me refiero a que si alguien tiene como hobbie, la pintura por ejemplo, y siempre ha soñado con vivir de sus obras, no luche por este sueño. Desde luego que animo y envidio a partes iguales a estas personas. Pero lo que sí que quiero enfatizar es que es normal tener un trabajo que mmñeee y un hobby que nos apasione (sea cual sea). Y que NO hace falta monetizarlo.

La ración diaria de FRIENDS...

Al pensar estos últimos días sobre este tema, me apunté señalar un ejemplo que, como no, encontré en Friends. Como sabes, soy una gran fan de Friends y encuentro casi cualquier situación de la vida, reflejada en alguna de sus escenas. Esta vez, la protagonista es Phoebe, y por si no has visto Friends o no te acuerdas mucho, te diré que es el personaje más extrovertido de los seis con una curiosa forma de ver la vida. Ella es masajista, suele escribir sus propias canciones y muchas veces las toca con la guitarra acústica en el Central Perk. En un capítulo la cafetería decide dejar de contar con ella para pagar a una artista profesional (que por cierto, es Chrissie Hynde la cantante de The Pretenders). Este cambio hace que Phoebe, que cantaba por placer, se ponga a tocar sus canciones en la puerta de la cafetería pidiendo dinero. Cuando Rachel se acerca para ver cómo se encuentra, Phoebe le dice que cuando ha cantado una canción le han dado 1 dólar con 75 céntimos, pero con su canción favorita, Smelly Cat, le dieron 25 céntimos.

Esto me ha recordado a cómo Instagram comenzó a ser una plataforma donde enseñar lo que más nos gustaba y compartirlo con gente de todo el mundo. Pero, al ver cómo otras personas han convertido esto en su trabajo, ha empujado a otras a tener como objetivo monetizar nuestro entretenimiento, olvidando que la esencia de un hobby es disfrutar de ese tiempo que le dedicamos.

Me gusta pensar en esta nueva forma de disponer de un trabajo y compaginarlo con el crecimiento de una marca propia o recibir un extra cada mes por productos o servicios de los que disfrutamos realizando, la vida no es solo tu trabajo. Y esto es algo que también nos enseñó Phoebe. Creo que es muy importante disponer de un trabajo que te permita disfrutar de lo que realmente te gusta hacer, de los planes en familia y del tiempo con los amigos. Y si ya tu trabajo te apasiona, es un añadido (maravilloso, por supuesto) pero muchas veces, dedicarnos plenamente a nuestra pasión nos lleva en muchos casos al estrés y a la precariedad laboral, Y ahí es cuando nos toca poner la vida social y la profesional en una balanza.

También ha sido inevitable comparar la diferencia de dinero que Phoebe recibía por cada una de las canciones, con cómo influyen los likes que recibimos en una fotografía o vídeo por ejemplo. Cómo cambia la percepción de la calidad de cada publicación que publicamos en las redes sociales. Igual si tienes un perfil personal en Instagram donde solo publicas tu día a día o tus viajes, no tomas esta cifra tan en cuenta. Pero cuando un fotógrafo publica sus fotos, un videógrafo sus vídeos, un escritor publica sus textos, y un largo etcétera de ejemplos de profesionales que utilizan Instagram como una ventana al mundo donde enseñar su trabajo. Ese contador de likes se vuelve su peor enemigo. Así que, si has decidido compartir con el mundo tu pasión, toca hacer el enorme esfuerzo de que ese numerito, no influya negativamente en nuestro hobbie. Sé que es algo muy difícil de hacer, y el día que dé con la clave para que no nos cueste tanto, prometo compartirla. 

Mientras, toca buscar fuentes de motivación que nos animen a disfrutar cada vez más de nuestros hobbies y puntos de apoyo en nuestros amigos y familia que siempre tienen buenas palabras sobre nuestro trabajo. Qué haríamos sin ellos…

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¿Tú también sueñas con haber vivido en otra década?

¿Soy solo yo o están volviendo los 90? Y cuando digo 90 también digo 80, 70 incluso los 2000. Hemos oído una y mil veces que las modas van y vuelven. Las tendencias son cada vez más cortas y se vuelven a repetir actualizándose con nuevas formas, nuevos tejidos, nuevas combinaciones. Pero ahora más que nunca estoy viendo cómo los 80 y los 90 están volviendo a la música. Solo hay que ver cuáles son los discos más escuchados del momento. Estoy hablando de Dua Lipa, The Weeknd o Miley Cyrus, y cómo han traído de vuelta los beats que antes llenaban las pistas de baile. Y ¿sinceramente? Me encanta. Pero no creas que me gusta porque son las discográficas las que han hecho que los 80 y 90 nos vuelvan a enamorar. La clave no ha sido repetir hasta la saciedad las mismas canciones. Esto viene de más atrás, y puede que a ti también te pase. Y es que siempre he sentido que he nacido en la época equivocada. Que si hubiera vivido en otra década, habría encajado mejor. Veo películas de los 90, o con la estética de los noventa, y me invade una sensación como de calma y nostalgia a partes iguales. Y dirás ¿nostalgia? Escucha «¿Tú también sueñas con haber vivido en otra década?» en Spreaker.

Ya, a mí también me choca, pero ese es el sentimiento y también la clave del tema del que me gustaría hablar… ¿Es posible sentir nostalgia por una época en la que ni siquiera había nacido? Seguro que si eres fan del trabajo de Woody Allen, te habrá venido a la cabeza la película de Medianoche en París. Si no la has visto, estoy por pedirte que pongas en pausa este audio y vayas corriendo a verla, ahora mismo está disponible en Amazon Prime. En esta comedia romántica, Owen Wilson encarna a Gil Pender, un guionista aspirante a novelista que mientras pasea solo de noche por París en un viaje con su futura mujer, se sube a un coche que, sin saberlo, le traslada a la época de Picasso, Hemingway o Gertrude Stein. Durante la película, aparece la idea de El complejo de la edad de oro, que se da cuando consideramos que un tiempo pasado fue mejor que el que vivimos.

Seguro que alguna vez has viajado a algún pueblo acogedor, donde parece que se ha parado el tiempo. Y, por un momento, te imaginas cómo habría sido tu vida en esa época. ¿Seguiría siendo la misma persona? ¿Tendría la misma personalidad? ¿Perseguiría los mismos sueños? Hace unos años, tuve la oportunidad de disfrutar de un pueblo reconstruido en Copenhague donde han recreado calles y calles de diferentes décadas, con casas, tiendas, supermercados, colegios, de todo, tal y como eran antes.

Este sitio se llama Den Gamle By. Se encuentra en Arhus y si tienes la oportunidad de pasarte por allí, no dudes en dedicarle toda una mañana o casi el día entero para fijarte en cada detalle. Es decir, no solo eran calles, podías entrar en la mayoría de los establecimientos, y en cada uno dejaban altavoces con las conversaciones de la gente de entonces. Entre los muchos escenarios en los que nos encontramos, el mejor fue el interior de un bar que me hizo sentir que estaba de verdad en otra época. Parecía que habían hecho un simulacro hacía 5 minutos y se habían ido todos de ahí, dejando los ceniceros llenos, las copas a medio poner, los percheros con las chaquetas de la gente. Y bueno, lo mismo pasaba con una guardería, un taller de mecánica… Con todo.

Pero volviendo al tema...

Creo que sí se puede sentir nostalgia por algo que no has vivido. Igual había que inventar otra palabra, pero de verdad creo que no se necesita haber crecido en una era para sentirte conectado con ella. Eso sí, ¿qué es lo que echamos de menos realmente? Después de pensar mucho sobre este tema he dado con lo que más me gustaba de esas décadas. Y creo que es la sencillez. Después de ver algunas películas o series (por cierto, ahora entenderás mejor por qué veo una y otra vez Friends, y es que esta gran serie me ha enseñado taaantas cosas…) creo que lo que echo en falta es la sencillez de las rutinas que nos han mostrado en la televisión. La pureza de una amistad sin redes sociales ni WhatsApp, en la que si se quedaba a una hora tenías que aparecer puntual porque no había manera de avisar a tu amiga de que llegabas tarde. Puede que también sea su falta de pantallas donde las páginas de un libro no se pasaban con un botón

El otro día le pregunté a mi madre que qué era lo que más echaba en falta de los 80 y 90, y me habló sobre la libertad a la hora de viajar con amigos, que hacer autostop era tan común como ahora viajar con Blablacar, también esa forma de vivir más tranquila y para ti, no vivir para mostrárselo a los demás.

Pero ¿sabes qué? No existe una edad de oro. Simplemente la anhelamos por su lejanía, por la imposibilidad de volver a vivirla. Pensar en el pasado se vuelve como un antídoto para el vacío del presente. El presente se siente demasiado real y solo tenemos pequeños fragmentos de lo que realmente sucedió en el pasado. Las películas están diseñadas para ser una experiencia lo suficientemente inmersiva como para despertar tu interés y transmitirte una falsa sensación de seguridad.

Y es ahí donde está la clave. Puedo sentir envidia por algunas características que ya no disfrutamos como lo hacían antes, pero no hay que dejar a un lado muchos de los aspectos negativos del pasado que agradezco que no estén presentes. Por ejemplo, por mi trabajo, me encuentro con muchos interiores de casas. Algunos son muy modernos hasta tal punto que hasta me resultan fríos. Luego pienso en la casa de mi pueblo y me veo decidiendo que me gusta más un hogar acogedor con su estilo rústico lleno de muebles restaurados, pero aaahhh también me gusta que haya internet, que la televisión sea grande y poner la canción que quiero en mi altavoz en menos de 3 segundos. Y entonces me doy cuenta de que puedo elegir.

Puedo elegir escuchar un disco de vinilo en el antiguo tocadiscos de mi padre, o abrir Spotify desde el móvil y darle al play. Puedo elegir si quiero pasar las páginas del libro que me encuentro leyendo, o si leo desde un eBook los libros más gordos para poder llevarlos conmigo donde quiera. Puedo elegir entre escuchar rock, urban, trap y un largo etcétera. Aunque seguiré eligiendo a los Beatles, U2 o Aerosmith, pero los he elegido yo entre cada vez más infinitas opciones.

Y esta ventaja por ejemplo es solo en cuanto a cultura. Hace ya muchos meses me encontré con un tweet que no recuerdo quién lo publicó, que iba dirigido a todos los que pensábamos pues que “ojalá haberlos 90” (o no me acuerdo qué década era exactamente) y salía un fragmento de la televisión de entonces donde aparecían distintas personas que entrevistaban por la calle preguntando su opinión sobre la homosexualidad. Decían auténticas barbaridades. O sin ir más lejos la publicidad machista que ahora nos deja perplejos viendo cómo se podía permitir la retransmisión de tales escenas. Y fue ahí cuando vi que no envidiaba la vida de esa época.

Tenemos el privilegio de poder disfrutar de la música, las películas y los libros de nuestra época favorita, podemos maquillarnos y vestirnos siguiendo un estilo que nació en otra década mientras elegimos con qué avances tecnológicos vivir y con cuales no en muchos ámbitos de nuestra vida y disfrutamos de una sociedad más igualitaria e inclusiva que entonces.

Espero que hayas disfrutado de este ratito conmigo. En el podcast podrás escuchar algunas ideas para incluir rutinas sin tanta tecnología de por medio y vivir un estilo de vida más relajado. ¡No te lo pierdas! Ah, y no olvides suscribirte y valorar este podcast para disfrutar cada semana de un nuevo episodio en las principales plataformas como YouTubeSpreaker, iVoox, Apple Podcast, Spotify y Google Podcast.

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Den Gamle By 99 borradores y un chai latte nostalgia complejo de la edad de oro otra década época

¿Ya has visto Midnight in Paris o Medianoche en París? ¡Perfecto! Ahora te recomiendo este capítulo del podcast de El Salón del Cinéfilo que analiza esta obra maestra.

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Las cinco lecciones que me llevo después de 5 años siendo freelance

Como habrás leído en el título del capítulo, hoy quiero compartir contigo las lecciones que he aprendido tras mis más de 5 años siendo freelance. Estos consejos se centran más en lo que he trasladado a mi vida personal, por lo que también te pueden interesar incluso si no eres y tampoco tienes pensado ser freelance. En otro capítulo me centraré en los consejos más técnicos a la hora de ser autónomo para aquellos que están pensando en emprender o para quienes ya lo son, ya que creo que nunca está de más compartir consejos antes de caer en los mismos errores.

Para ponerte un poco en situación, tras terminar de estudiar en la universidad pasé a ser becaria, y de ahí a freelance. No fue una idea que naciera de mi en absoluto. En realidad fue mi jefa la que me propuso que me diera de alta y así poder seguir trabajando para ellos. «Bueno, son solo 50€ al mes, y la cuota empieza a subir al cabo de un año más o menos. Pero total, no creo que esté tanto tiempo siendo autónomo» pensé en su momento. Y de esta reflexión ya han pasado más de cinco años.

Escucha «Las 5 lecciones que me llevo tras 5 años siendo freelance» en Spreaker.

Con esto quiero presentarte la primera lección. Nunca sabes qué va a pasar en el futuro, y algo que creías que sería temporal se convierte de repente en lo que llevas haciendo un tercio de tu vida los últimos años. Por eso creo que una vez alguien decide ser autónomo, hay que sacarle el lado bueno. Para ser sincera, me pasé los primeros meses convencida de que no duraría tanto y no veía que mereciera la pena invertir tiempo o dinero en esta nueva situación, el cambio surgió cuando conseguí un puesto en una empresa CONTRATADA. No me lo podía creer.También todo hay que decirlo: me pagaban como a una becaria y ganaba más como autónomo. Pero aún así acepté.

Como adivinarás, no duré mucho tiempo. Eran 4 personas entre las que había cero trato, comían por separado, hasta que el jefe no se iba yo no podía irme, mi compañera me avisó que a mi jornada tendría que sumarle otra hora más mínimo todos los días, tuviese o no tareas pendientes y lo que es más importante, el trabajo no era el que me habían vendido. Por ejemplo tenía que llevar las redes sociales de la marca pero lo que no me habían contado era que no tenía presupuesto para las fotografías y como solución me dijeron que tendría que hacer que mis amigas posaran para la marca sin regalar nada a cambio, y todo esto en mi tiempo libre. Enseguida me di cuenta de que no merecía la pena seguir aquí y que podía conseguir un ambiente de trabajo con buen rollo y una rutina, yendo a un espacio coworking. Así que decidí volver a mi anterior situación, y me embarqué en la mejor etapa profesional que he tenido como freelance.

Aquí empezó todo...

A partir de aquí ya no traté de escapar, invertí en ser autónomo, traté de entender el idioma de mi gestor para que cada trimestre no entrase en colapso mental, y comencé a fijarme en las cosas buenas de ser autónomo, y solo en las malas que pudiese corregir de alguna forma. Así que tanto para la vida profesional, como para la personal, me esfuerzo y aprovecho todo lo que puedo, tanto si va a ser algo pasajero como si no. Porque nunca se sabe. En esta misma línea, contar con mi espacio de trabajo en una oficina coworking arrasó con otros aspectos negativos de ser autónomos.

El primer cambio que noté casi instantáneamente fue que mis padres y amigos por fin tomaban en serio mi trabajo, pues al trabajar desde casa de mis padres, al final siempre te encargaban que si estar atenta de la comida, que si te dejo al perro para irme a hacer unos recados y un largo etcétera de situaciones en las que siempre eres el comodín para todo, y lo mismo pasa con los amigos. Como no tengo un horario fijo al final sienten la total confianza de ocupar tus mañanas y tardes según les viene mejor y como excusa acaban diciéndote que: total, si puedes trabajar luego. Así que hacerme con un espacio co working fue una especie de «hasta aquí». Tengo una oficina a la que ir y; no, no puedo trabajar por la noche porque mi ordenador está en la oficina.

Puede ser que en tu trabajo no acostumbren a felicitarte por un proyecto bien hecho, y solo recibas las correcciones a realizar, los no me gusta o un «yo me lo imaginaba más así». Que te digan que qué buen trabajo por desgracia no suele ser lo más habitual, pero si lo piensas por un momento, ¿cuántas veces se lo has dicho tú a alguien? Aquí voy a hacer referencia a una de las frases más conocidas de Gandhi “Sé el cambio que quieres ver en el mundo” así que toca empezar a hacer lo que queremos que los demás hagan, por lo que no te cortes en felicitar el trabajo de alguien, además de animar a la otra persona, toca hacerle caso a nuestro amigo y confiar en que tarde o temprano lo recibirás tú también.
Mi segundo consejo exprés a la hora de no infravalorarnos, es tener unas tablas de precios escritas y no dar ningún presupuesto de repente.

 Muchos clientes optan por llamarte, te explican lo que quieren y te piden que les hagas un presupuesto: «así más o menos, ¿como cuánto sería?”. He caído muchas veces en la tentación de soltar una cifra, y luego no atreverme a subirla cuando al calcularlo sobre el papel, veo que me he quedado corta. Por lo que de verdad, insiste en pasar un documento con el presupuesto desglosado para que valoren todas las fases de tu trabajo. Por último, algo que me ha resultado muy gratificante ha sido ver todos mis trabajos favoritos juntos. Es un subidón cuando repasas los proyectos de los que estás más orgullosa, y para esto, renovar mi web ha sido crucial. Es como mi pequeño universo donde veo que sí, mi trabajo está a la altura. De verdad, ¡pruébalo!

El segundo cambio llegó cuando empecé a conocer a más coworkers. Cada uno de un sector: que si una agencia de viajes, una radio independiente, informáticos, hasta una firma de ropa. Al final, durante el café y la hora de comer, aprendía mucho sobre otros sectores, recibía recomendaciones de freelance con mucha más trayectoria que yo, y despertaba mi interés por otras profesiones. 

Ahora, permíteme abrir la caja de pandora para hablar sobre un pensamiento omnipresente en la mayoría de autónomos (bueno, también pasa en muchos trabajadores por cuenta ajena) y esto es el síndrome del impostor. Y, ¿en qué consiste? Bueno pues para los que no saben de qué se trata, básicamente es pensar que tú o tu trabajo no está a la altura, que no eres lo suficiente bueno. En definitiva, que engañas a los demás. Es muy complicado deshacerse de este síndrome, pero espero que al escuchar estas palabras, te den la confianza en tí mismo al ver que no eres el único, que nos pasa a todos, y que sí que vales.

Eso sí, no creas ahora que yo sé hacer también webs, la primera que tuve la hice como pude con plantillas gratuitas y con algún que otro tutorial, pero esta vez he contado con un diseñador web. Y es que, en esta misma línea, creo que es muy importante no llevar tu marca completamente solo, si no escuchar opiniones de fuera y de confianza que puedan complementar tu servicio, pues mientras estás enfocado en un proyecto pueden estar pasando muchas otras cosas a tu alrededor, cambios en el mercado o en la forma de promocionarte. En mi caso, vi que no podía perder mi tiempo y energía en hacerlo todo, y fue un alivio delegar algunas cosas como la web o contar con otro compañero en grabaciones que no podía abarcar.

El siguiente consejo que daría ya a cualquier persona es que siempre hay que seguir formándose. Y una mini advertencia para los freelance: ten en cuenta esto a la hora de reflejar tus precios en un presupuesto. Puede parecer que hay sectores en los que con una carrera o ciclo formativo es más que suficiente, pero la realidad es que el mundo está cambiando cada vez más rápido, y eso acaba afectando a casi todos los sectores. Siempre será buena idea buscar algún curso de apoyo, un mentor con experiencia que quiera transmitir sus conocimientos o incluso un colaborador principiante que sepa cómo atraer a un público más joven si es eso lo que necesitas.

Y ya por último, algo en lo que estoy todavía trabajando, y si tienes la clave para lograrlo, por favor escríbeme, es a “enfocarme solo en mis objetivos, a no mirar lo que hace el vecino y comparar mi trabajo con el suyo”. Está claro que buscar lo que las otras empresas están haciendo en tu sector o en otros puede inspirarte, y desde luego es algo que animo a hacer, pero hay que saber diferenciar cuándo estamos disfrutando y aprendiendo del trabajo de otra persona, sin compararte, ni infravalorar el tuyo. Y es que una de las frases que tengo guardadas en un tablero de Pinterest dice que admires la belleza de otro sin cuestionarte la tuya. Algo que trato de aplicar también en el trabajo.

Por ejemplo en el tema de los vídeos que vemos en internet, existen infinidad de estilos. Me encanta ver vídeos explosivos y acelerados de viajes, de deporte ¡o incluso de recetas! que te suben las pulsaciones en un solo minuto, pero eso no quiere decir que yo tenga que hacer lo mismo, también puedo optar por un estilo más relajado donde se pueda disfrutar más de cada imagen tomada, y no significa que mi vídeo sea peor que el otro al ser menos acelerado, simplemente son distintos. Yo prefiero que queden claros los pasos de una receta o de un entrenamiento, mientras que los vídeos de otra persona buscan la emoción y la adrenalina. Este ejemplo por supuesto se puede extrapolar a otros campos y el mensaje sería el mismo: céntrate en tu estilo, aprende a apreciar el de otros sin que te haga dudar del tuyo.

Mis 5 consejos como freelance:

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De una forma muy cómica, Moderna de Pueblo (Raquel Córcoles), nos explica en este vídeo de Bankademia, el lado oscuro de emprender por tu cuenta con su humor tan característico:
Y en este cómic de Monstruo Espagueti que nos trae Vogue España, Anastasia Bengoechea explica perfectamente el síndrome de la impostora que te comentaba en el podcast:

 

 
 
 
 
 
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Llevo 10 años siendo vegetariana y así me ha cambiado la vida

Llevo casi 12 años siendo vegetariana. Y aunque ahora probablemente tengas muchos conocidos a tu alrededor que siguen una dieta vegana o vegetariana, si nos remontamos a hace más de 10 años, no era tan común. Después de proponérselo a mis padres cuando era muy, muy pequeña, me refiero a cuando tenía unos 6 o 7 años, y volver a proponerlo años más tarde, finalmente dejé de comer carne a los 16 años. Ahora voy a cumplir 28. La primera vez que me lo planteé fue cuando me dijeron que el jamón serrano era cerdo. Y claro, no entendía cómo podíamos hacer eso a un animal con lo fácil que veía yo dejar de comer jamón serrano. «Claro, pero pasa lo mismo con el pollo, el pescado y casi todos los platos que comemos, así que no podemos dejar de comer estos alimentos porque si no nos moriríamos» me explicó mi madre.

Cuando volví a preguntarlo a los 15 años más o menos, mis padres me dijeron que tendría que comer suplementos alimenticios. Así que no me decidí, pues no veía que fuese algo natural, dejar de comer algo si voy a tener que tomar pastillas o jarabes para no enfermar. Pero ya a los 16 años me informé por mi cuenta y descubrí que sí que podía dejar de comer carne y pescado sin necesidad de tomar ningún medicamento.  Así que, decidido: iba a ser lacto-ovo-vegetariana.
Escucha «Llevo 10 años siendo vegetariana y así me ha cambiado la vida» en Spreaker.

Después de visitar a un nutricionista junto con mi mejor amiga a escondidas llegué a mi casa y lancé la bomba. Mi madre no le dio ninguna importancia, no me veía capaz de seguir una dieta así. Y mi padre se enfadó, pero acabó pensando lo mismo que mi madre. La situación hace 12 años respecto al vegetarianismo no era ni de lejos lo que es ahora. Antes buscaba por internet los restaurantes vegetarianos de Madrid para celebrar mi cumpleaños, y no había ni de lejos ni el 5% de los que hay ahora. Incluso me sorprendía ver que en la mayoría tenían 3 opciones de carne y me decían que era porque lo normal es que uno de la mesa fuera el vegetariano y el resto no.

Estoy muy contenta de haber visto cómo ha evolucionado la oferta hostelera. También cómo las secciones de los supermercados dejaban un hueco verde para las opciones vegetarianas. Incluso veo cómo la gente ya no pregunta qué es ser vegetariano. Más o menos ya todos saben lo que entra y lo que no en nuestra alimentación, a pesar de que algunos todavía se resistan a ver que tampoco comemos pollo o jamón york. Pero también veo cómo los términos han ido evolucionando y dudo sobre si es del todo necesario o no ya que puede confundir a los que no estén muy informados… Cuando yo empecé y decidí ser lacto-ovo-vegetariana, los términos que existían era: lactoovovegetariana, lactovegetariana, ovovegetariana, vegetariana y vegana. Obviamente los más conocidos son el vegetarianismo y el veganismo. Y voy a explicarte cómo me los aprendí yo antes de que naciera un blog de recetas vegetarianas al día…

Un poco de teoría…

Una persona vegetariana se alimenta a base de verduras, frutas, semillas y legumbres. Si a esto le añades lácteos eres lacto-vegetariano. Si solo le añades los huevos, eres ovo-vegetariano. Si añades ambas cosas, eres lacto-ovo-vegetariano. Pero, al ser un nombre tan largo, coloquialmente se habla de vegetarianos para todas estas dietas, y si quieres especificar algo que añadas a esta alimentación, puedes decir qué dieta en específico tienes. ¿Y cuándo alguien es vegano? Este estilo de vida va más allá y no solo no comen productos animales, si no productos que directa o indirectamente hieren de alguna forma a los animales, como por ejemplo la miel. Además no utilizan pieles o telas que se produzcan como consecuencia del maltrato animal. Aunque tengo que decir que esto último es lógicamente habitual en cualquiera de estas dietas si las razones que te han movido a llevar este estilo de vida son éticos.

Últimamente he oído términos como los pescitarios y flexitarianos. Estos son los nuevos términos de los que antes te comentaba que dudaba de su necesidad. Tengo entendido que simplemente es comer de todo pero los alimentos de origen animal con menos frecuencia o en eventos sociales. Pero como no me he documentado sobre su verdadero origen no puedo entrar mucho en este tema así que voy a dejar estas definiciones a un lado…

Sinceramente estoy contenta con este estilo de vida, pero tengo que reconocer que es muy fácil caer en ciertas patologías. Para no desanimar a quien quiera lanzarse a este estilo de vida tengo que decir que en los análisis de sangre que hago anualmente (una de las condiciones que me impusieron mis padres), mi colesterol era envidiable en palabras del médico. El malo se encuentra siempre en niveles muy bajos y el alto por encima de la media. Pero también tiene su lado menos bueno como es la anemia que por desgracia es muy habitual. Seguro que habrás oído a algún conocido o igual tú mismo dirás: «pues yo llevo medio año siendo vegetariano o vegetariana y estoy perfectamente». Yo también lo decía, pero estas cosas no aparecen de repente. Las reservas se van acaban con el paso de los años si no mantenemos una alimentación equilibrada.

Y ese es uno de los primeros cambios que debes adaptar a tu nueva vida: vas a pasar mucho tiempo en la cocina. (Y los planificadores semanales no son ninguna tontería) Siento decirte que no se puede ser un vegetariano sano si eres vago, pues es muy fácil caer en la pasta y las patatas. Tanto si te vas de viaje como si vas a estar tranquilamente en casa, tienes que tener a mano siempre snacks que te den energía y platos preparados por ti mismo para no caer en las opciones ya hechas. Que están muy ricas, todo hay que decirlo…

Por ejemplo yo, me pongo a cocinar un fin de semana albóndigas de soja, hamburguesas de lentejas o me pongo a picar verdura para tener el congelador listo para cualquier emergencia. También tengo un listado de snacks para no caer siempre en los mismos, y la voy tachando cada día para asegurarme de no estar repitiéndome mucho a la hora de picotear. Y no solo eso, también tengo mi propio planificador semanal en el que voy distribuyendo los días que como legumbres, verduras, cuántas veces como soja, huevos… Por cierto, puedes encontrar estos contenidos extra al final del capítulo.

Otro consejo para las próximas comidas con amigos o barbacoas: ten en cuenta lo siguiente: si tienes que  llevarte tu propia hamburguesa… Mmm mejor llévate dos, pues todo el mundo te pedirá probar un poquito de la tuya. Y no caen en que 8 personas pidiéndome un poquito es quedarte sin comida, y no puedes pedirles tú de la suya, así que llévate siempre comida de más si no quieres quedarte con hambre…

¡Ah! Tendrás que acostumbrarte a que si te presentan a alguien durante una comida o cena, vas a tener que hablar de porqué decidiste ser vegetariana y tus razones. Personalmente me encanta que alguien sea curioso y se acerque queriendo comprender este estilo de vida. Pero hay días y días, y acaba cansando tener el mismo tema de conversación cada vez que comes con los amigos. Me parece muy interesante ver cómo muchos al saber que no comes animales, se creen que les estás llamando de todo o incluso que les quieres convencer de que tendrían que comer como tú. Te recomiendo que cortes de raíz estas conversaciones porque no llevan a nada. Y pierdes una energía que puedes utilizar en la próxima vez que alguien se acerque a conocer más de este estilo de vida con respeto. ¿No te parece?

Para ir cerrando este capítulo, quiero animarte a compartir conmigo alguna pregunta que suelas recibir acerca de ser vegano o vegetariano y que no sepas qué contestación dar. Tal vez pueda ayudarte, o si necesitas ideas de nuevas recetas estaré encantada de recomendarte algunos libros y blogs muy completos y fáciles. Y por supuesto, me encantará recomendarte los restaurantes vegetarianos que más me han gustado por toda España si estás buscando alguno donde vives. Así que no dudes en escribir en el apartado de comentarios o a mi correo: brookstreetvideos@gmail.com. Espero que hayas disfrutado de este ratito conmigo, no olvides suscribirte y valorar este podcast para disfrutar cada semana de un nuevo episodio en las principales plataformas como iVoox, Apple Podcast, Spotify y Google Podcast.

 

 

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Todo lo que la serie FRIENDS nos ha enseñado

Todos tenemos un libro que releemos o una serie o película que no nos importa volver a ver una y otra vez. Podría decirse que eso es lo que me pasa con friends pero creo que me estaría quedando bastante corta. Friends para mí no es solo mi serie favorita, y cualquiera que me conozca, lo sabe. Por ejemplo, soy incapaz de calcular cuántas veces he podido ver la serie completa en mi vida, ya que comencé a verla cuando era muy pequeña cuando la retransmitían a la hora de merendar después del colegio y no podías rebobinar… y a día de hoy no he dejado de verla, pues es una serie que no deja de enseñarnos lecciones de vida a lo largo de los años.

Sus capítulos se siguen uno detrás de otro como una banda sonora de mi vida y, antes de descubrir el mundo podcast, eran mi sonido de fondo mientras trabajo desde casa (bueno, no te voy a  engañar, de vez en cuando intercalo programas de podcast con capítulos de Friends). Por eso me parecía el tema más indicado con el que abrir este podcast, pues Mónica, Phoebe, Rachel, Ross, Joey y Chandler, o bueno más bien sus guionistas, me han enseñado grandes lecciones de vida a lo largo de sus 236 capítulos. Así que déjame decirte que aquí, una experta Friends, va a compartir contigo lo que le ha enseñado una de las mejores series para muchos. (Y espero que para ti también…)

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Para poner un poco de orden en todos estos consejos voy a empezar por una de las primeras frases que se me quedó grabada nada más escucharla. Es del primer capítulo de la serie. En la escena vemos a Rachel a punto de cortar las tarjetas de crédito de su padre mientras los cinco la animan a hacerlo. Cuando por fin destruye todas las tarjetas, Mónica dice una de mis frases favoritas:

"Bienvenida al mundo real, es una mierda, pero te gustará"

Es una forma extraña de animar a alguien a dejar una vida acomodada para independizarse y conseguir las cosas por uno mismo. Y a la vez me parece la forma más acertada de describir lo que supone independizarse. Y es que, tener a unos amigos que te animan y te quieren libre es uno de los mejores regalos que se puede pedir. Eso sí, es indispensable ser consciente de los amigos que tenemos. Algo que Rachel consigue muy rápido, cuando duda de haber hecho lo correcto al dejar a Barry plantado en el altar. Pero descubre que contar con unos amigos como ellos es como tener las judías mágicas del cuento de Jack. Desde luego que el título de la serie ya nos adelanta sobre qué nos van a enseñar estos personajes. A lo largo de sus 10 temporadas nos muestran con humor (bueno, mucho humor) cómo cuidar la amistad.

Dado que casi el 50% de la serie transcurre en una cafetería y el otro 50 en el apartamento de Mónica y Rachel, o de Joey y Chandler donde el los seis amigos están siempre hablando; es imposible no darse cuenta de lo importante que es quedar a hablar con tus amigos. Simplemente eso. No se necesitan muchas más excusas que ir a tomar un café o ír a la casa de alguien. Eso sí, toca crear discusiones interesantes sin tener que acudir a Google a la primera de cambio. ¡Y estar 100% involucrados en la conversación sin distracciones! Como probar el filtro de Instagram que te pone pecas o pensando en la descripción que más le pega a tu próxima publicación.

 

Esta es una de las razones por las que Jennifer Aniston no creía que Friends podría funcionar con escenas en la actualidad. Ya bromeó sobre esto en una conversación con Arianna Huffington en la que le dijo que terminarían haciendo una serie sobre gente en una cafetería mirando la pantalla de su móvil. Nuestra amiga no exagera para nada. Pues solo hay que pararse a mirar la terraza de un restaurante o el interior de una cafetería acogedora para descubrir la cantidad de gente que se encuentra entretenida mirando la pantalla de su teléfono o haciendo la foto perfecta del café que está ya enfriándose. Sólo unos pocos y depende del día, deciden guardar el móvil en el bolsillo. ( Y dejarlo sobre la mesa tampoco es una opción…) Y es que, sinceramente, soy de las que opina que la serie está bien cómo terminó. Al fin y al cabo refleja una forma natural por la que los amigos se distancian un poco: mudanzas, hijos, nuevos trabajos… ¿No te parece?

También me llama mucho la atención la forma tan sencilla de arreglar grandes problemas por los que, por un momento, vemos posible la ruptura del grupo, como cuando Chandler besa a la novia de Joey o el fatídico “estábamos tomándonos un descanso” de ya sabes quién. Y es que para situaciones como esta, todo lo que se necesita es saber reconocer cuándo uno ha fallado, pedir perdón y saber perdonar.

La amistad es mucho más sencilla de lo que nos pensamos...

La siguiente lección que aprendí de FRIENDS, he tardado muchos años en descubrirla. Esta es una de las razones por las que me gusta seguir viendo Friends. Según en la etapa de tu vida en la que te encuentras, entiendes de otra manera algunas tramas o te identificas más con cierto personaje. Por ejemplo, yo siempre he dicho que saber a qué quieres dedicarte profesionalmente es una joya que no todos tenemos. Admiro la pasión con la que se entrega Mónica en su cocina, o cómo Ross, desde muy pequeño ya tenía claro que quería dedicar su vida a los dinosaurios. También Rachel, quien ha conseguido ir escalando en la industria de la moda. Pero me tranquiliza saber que también se puede ser Chandler: estar en un trabajo por el que desde luego no matarías y dejarlo sin saber qué camino tomar. Pues tarde o temprano encontrarás el trabajo ideal en el que nunca pensaste que acabarías. 

Para ir terminando voy a centrarme en lo que me ha enseñado Phoebe, el personaje con el que más me identifico (sé que es algo muy difícil pues todos vemos una parte de nosotros en cada uno de ellos). La vida está para disfrutarla, así que sal a correr de la forma que te sientas más libre, haz lo que más te gusta incluso si no eres la mejor en ello, cuida a la naturaleza y a los animales y vive como si nadie te estuviera mirando.

Phoebe también me ha enseñado que hay muchas maneras de ver el mundo, infinitas opiniones, y que todas están bien. Ya materializó esta idea con un simple razonamiento que casi tambaleó los cimientos de Ross en el apartamento de Mónica:

“¿Verdad que hubo un tiempo en que las mentes más brillantes del mundo creían que la tierra era plana, y hasta hace cosa de unos 50 años pensabais que el átomo era lo más pequeño que existía? Hasta que lo dividisteis y salió un montón de mierda de su interior.

Veamos, ¿me estás diciendo qué eres tan increíblemente arrogante que no eres capaz de admitir que existe una pequeña ínfima posibilidad de que puedas estar equivocado en esto?”

Con este potente razonamiento de Phoebe sobre abrir un poco más allá nuestras mentes nos enseña a, que pese a creer que estamos en lo cierto sobre un hecho, aceptar que existe un ínfima posibilidad de equivocarnos. Y es que reflexiones cómo ésta, han hecho que Friends no sea solo una serie. Sino que para muchos es más que eso. Es una guía que nos acompaña a lo largo de la década que más va a cambiar nuestra vida: descubrimos el mundo laboral, la ansiada independencia que inevitablemente lleva consigo mil y una responsabilidades, hasta llegar a las grandes decisiones cómo mudarnos de país, casarnos, tener hijos, dar un giro de 180 grados a nuestra trayectoria profesional… Y aunque todas estas situaciones nos pueden dar un poco de miedo, hay una cosa, que nos ha quedado muy clara: los amigos siempre estarán ahí. Que no se diga que el grupo The Rembrandts, no nos lo ha repetido hasta la saciedad al comienzo de cada capítulo…

Termino este capítulo animándote a que me escribas para compartir conmigo las lecciones que has aprendido de Friends. Estoy deseando que charlemos sobre nuestros 6 amigos para intercambiar opiniones, y me encantará recopilar las mejores reflexiones en una segunda parte para este podcast. ¿Te animas?

Por último, no olvides suscribirte y valorar este podcast para disfrutar cada semana de un nuevo episodio en las principales plataformas como iVoox, Apple Podcast, Spotify y Google Podcast. Muchas gracias por estar al otro lado y te espero en el mismo sitio, la semana que viene.

Contenidos extra:

Empiezo dejándote por aquí un listado de Spotify con las canciones que han sonado o hacen referencia a algunas de las escenas más míticas de la serie. ¡Solo dale al Play y disfruta!

 

Hace unos meses me compré este Trivial de FRIENDS en español y tengo que decir que me encanta. Eso sí, solo te viene con una rosca de quesitos y un dado así que espero que tengas un Trivial en casa para utilizar los quesitos y poder jugar con alguien. Pero también podéis jugar directamente con las tarjetas e ir anotando quien acierta más:

También quiero recomendarte una lectura que seguro que disfrutarás. Por ahora solo está disponible en inglés, pero es muy fácil de leer y te descubrirá muchos datos curiosos sobre cómo comenzó la serie, los castings, los rodajes… ¡Un imprescindible para todo friki de FRIENDS!

Descubre todos los capítulos de 99 Borradores y un Chai Latte desde nuestra web, YouTubeSpreaker, Spotify, iVoox, Apple Podcast y Google Podcast.

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Canciones del Podcast: Secret t Happiness – Jayjen, The Valley – tubebackr & Found You – Atch (From Audio library)

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Presentación de 99 Borradores y un Chai Latte

Bienvenido a 99 borradores y un chai latte, un podcast producido por Brook Street vídeos. En este nuevo podcast en español sobre crecimiento personal y motivación encontrarás recopilados los mejores borradores y anotaciones que me han hecho reflexionar con optimismo y humor sobre temas muy diferentes. Ahora quiero compartir contigo todo esto para que disfrutes durante tu paseo diario, mientras trabajas desde casa o simplemente estás preparándote una buena taza de chai latte. 

 

En este nuevo canal encontrarás episodios en los que trataré temas de lo más variado. Como mis consejos tras mis más de 10 años siendo vegetariana, las lecciones que he aprendido después de 5 años como freelance, y los que me quedan… O todo lo que he descubierto con los famosos 1.001 discos que hay que escuchar antes de morir. Estos episodios se intercalarán con análisis sobre mis películas favoritas o los libros que no puedo dejar de leer y recomendar. 

 

Y ¿por qué he querido lanzar un podcast con este tipo de contenido? Bueno, yo creo que si estás aquí escuchándome es porque seguro que eres de los que ha empezado mil y un cuadernos con distintas reflexiones y lecciones. Igual también eres de los que va acumulando cientos de borradores con frases de películas y series que te motivan, creyendo que algún día servirán para algo. ¿Te suena?

Escucha «Presentación de 99 Borradores y un chai latte» en Spreaker.

Nuevo podcast en español

Pues 99 borradores y un chai latte va a ser un espacio donde voy a dar salida a todas estas anotaciones junto con reflexiones interesantes y amenas. Por cierto, me encantará conocer tu opinión. Por lo que te animo a que me escribas en el apartado de comentarios de la plataforma desde donde me estés escuchando. Recuerda valorar este Podcast para así llegar a más gente.

 

¡Ah! Y no tendrás que esperar a la semana que viene para poder descubrir los diferentes contenidos que he preparado. Pues ya puedes tienes disponibles los 3 primeros episodios en las principales plataformas de podcast como iVoox, Apple Podcast, Spotify y Google Podcast (¡incluso en YouTube!).

 
 
 
 
 
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Todo lo que necesitas para lanzar tu propio Podcast

Si quieres lanzar tu propio podcast, apunta estos 3 imprescindibles para dar tus primeros pasos como podcaster

Primero fueron los Youtubers, más tarde llegaron los Instagramers, y después del boom de estas dos redes sociales, estábamos expectantes ante la próxima tendencia en este mundo que se encuentra atrapado en una pantalla. ¿Cuál sería la siguiente red social? Nos resistimos a caer en las redes de TikTok, pero el aburrimiento durante el confinamiento pudo con la mayoría de usuarios, y darle al botón de «Descargar» en nuestro AppStore o AppleStore era demasiado tentador. Pero creo que si estás leyendo este post, es porque eres de los que ha caído en las redes de una red social que sin necesidad de pantallas, es más cercana y nos libera de tener que estar sentados mirando fijamente nuestro móvil, tablet u ordenador. 
 
Sí, los podcast han llegado para quedarse. Mientras escuchas relatos sobre historia, las últimas tendencias en moda, la nueva revolución del fitness o una charla motivacional, puedes estar poniendo a punto tu casa, preparando la comida, encontrarte de camino al trabajo o realizando alguna actividad creativa. Vale, tampoco es que acabemos de inventar este formato, pues un podcast es simplemente la versión 2.0 de la radio. Del mismo modo que aparecieron los blogs o los canales de YouTube (e hicieron temblar a los periódicos, revistas y televisión) a finales de los 90 y a principios del 2000, la creación del podcast también empezó hace ya 20 años a pesar de que se haya popularizado durante estos últimos años. 
Checklist para lanzar tu podcast

Si eres una empresa y estás pensando en abrir nuevos canales de difusión, ¡un podcast es tu mejor elección!

Poder disponer de programas de radio en cualquier momento sin tener que preocuparse por el horario de emisión, hizo más accesible este medio de comunicación, liberando el catálogo de contenidos en cuanto descubrimos que podíamos producir nuestros propios canales y publicarlos en internet. Ahora nos encontramos en un momento en el que podemos encontrar todo tipo de canales: nutrición, lifestyle, moda, psicología, crecimiento personal…¡El listado sería interminable!
 
Al igual que las diferentes redes sociales se convirtieron en imprescindibles (con el plus de contar con blogs para hacer más personal una marca), el podcast ya es el siguiente en la lista. Y la buena noticia es que no se necesita tanta inversión como piensas…
Checklist para lanzar tu podcast

¿Qué necesitas para producir tu propio podcast?

 
El presupuesto será por supuesto muy diferente si queremos lanzar un podcast de entrevistas por ejemplo, que de un único participante. Pero principalmente solo necesitarás tachar el siguiente listado:
  1. Por supuesto, en primer lugar se encuentra un micrófono con entrada USB. Eso sí, los precios varían mucho dependiendo de lo que quieras gastarte. Pero si aceptas un consejo: si quieres invertir en algo… que sea en el micrófono. ¡Un podcast se basa en el sonido!
  2. Lo siguiente será descargarte un programa de grabación y edición del sonido. Tenemos dos programas que recomendarte… ¡Y los dos son gratuitos! Si trabajas desde un Mac, Garageband es el programa que la mayoría de podcasters utilizan. Si tu ordenador es de Windows tenemos otro programa perfecto y también muy fácil de utilizar: Audacity. Existen 1.001 tutoriales en youtube si necesitas familiarizarte mejor con el programa, pero es muy intuitivo. ¡Lo prometo!
  3. Una vez has grabado tu programa, solo necesitas un alojamiento para tu podcast, y aquí ya para gustos, los colores. Los más conocidos personalmente según los podcast que escucho, son Spreaker y Simplecast. Cada uno ofrece sus propias estadísticas, y se suben desde ahí a diferentes plataformas, pero alguna como iVoox tiene su propio alojamiento.
¡Y nada más! El resto de accesorios ya son totalmente opcionales, aunque si vas a realizar entrevistas o una charla con más de dos personas, ya necesitarás comprar micrófonos extra, una mesa de sonido, etc. Y si quieres ir subiendo de nivel, apunta lo siguiente: un brazo articulado para ajustar el micrófono, una caja de sonido para no captar ecos o ruido, un filtro pop para evitar vibraciones al pronunciar ciertas letras, una web donde publicar los contenidos extra de cada capítulo…
 
En definitiva, con muy poco puedes crear tu propio canal de podcast y ser un verdadero podcaster, pues un micrófono, un software que te permita grabar y editar y un alojamiento gratuito es todo lo que necesitas para producir tu propio podcast. ¿Te animas?