Cuando vemos una pared en blanco, solemos imaginarnos algún cuadro colorido o lleno de texturas que contraste con el fondo neutro. Tal vez pensemos en una consola donde mezclar antigüedades y piezas de arte contemporáneas, mientras, los más arriesgados optarían por decoraciones atrevidas como frases en neón o algún papel pintado llamativo. Pero lo que Loris Cecchini imagina en una pared desnuda está muy lejos de todo lo que hemos propuesto.
El artista italiano, después de formarse en Milán, comenzó a trabajar con la imagen digital. Tras años frente al ordenador y trabajando «demasiado» en el mundo digital, comenzó a trabajar de nuevo con las manos. «La tecnología del caucho y el uso de moldes a escala real me dio la oportunidad de seguir trabajando en una forma de paradoja visual y poética», nos comenta desde su estudio en Milán. Influenciado por la relación entre la arquitectura contemporánea y la tecnología, el trabajo de Loris nos pone en relieve «una manifestación de cómo lo digital puede reinventar una condición de superficie, este trabajo desafía la planitud y pone la superficie en movimiento», describe el artista.
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