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La sostenibilidad más allá de los materiales

Y, de repente… frenamos.

Animales extendiendo sus territorios, aire menos contaminado, ríos más limpios, naturaleza que se regenera… Parece mentira hablar que estas buenas noticias se dieran en un año que se nos ha grabado a fuego en la memoria: 2020. Ha marcado un antes y un después, nos ha frenado en seco. Y es que íbamos demasiado rápido.

Son muchas las conversaciones en las que acabamos diciendo con nostalgia que “ojalá pronto volver a nuestra antigua rutina”. Pero, ¿es eso lo que realmente necesitamos? ¿Crees que la naturaleza quiere que volvamos a ser los de siempre? En lo que a viajar, salir a comer y disfrutar de la cultura en vivo se refiere, sí, tenemos que recuperar nuestra esencia en la que el abrazo es la única forma de saludarse y despedirse, los conciertos, exposiciones y demás eventos, no cuentan con termómetros y mascarillas; y para coger un vuelo solo tenemos que enseñar el billete y el DNI, en vez de nuestro negativo en un test. Pero tengo que decir que el nuevo ritmo que estamos experimentando es lo que muchos sectores necesitaban, empezando por la moda.

No hace falta señalar que es el segundo sector más contaminante del planeta. Creo que en algún momento lo habrás escuchado o leído, pero parece que no hemos aprendido la lección todavía: tanto el sobreconsumo por parte de los compradores, como la forma en la que se fabrica, están destruyendo el planeta. La buena noticia de que seamos los culpables de esta situación, es que también somos su solución. Y es que es posible llevar a cabo una revolución sostenible en la forma en la que vestimos cambiando ciertos hábitos que sean más amigables con el planeta.

Hacia una nueva forma de vestir más sostenible

Cada vez son más los compradores que optan por la etiqueta eco a la hora de ir de compras. Pero muchas veces, la sostenibilidad también se encuentra en otros factores más allá del tejido y su composición. Y es que, ¿de qué nos sirve comprar una camiseta 100% algodón, sin químicos y con un packaging sin plásticos, si ha tenido que venir volando desde la otra punta del mundo? Apostar por el comercio local y artesano se vuelve en la opción más humana de apoyar proyectos especiales y alimentar ese espírito de comunidad que tanto hemos necesitado durante el último año.

La atemporalidad es una de las claves más económicas de seguir, aunque hay dos palabras que suponen un desafío: nueva temporada. Las tendencias en complementos y las prendas virales se han convertido en todo un entretenimiento dentro del mundo de la moda, pero no hay nada más elegante que ser fiel a los iconos del diseño que nunca pasan de moda: unos buenos vaqueros, una camisa blanca, los clásicos tacones negros o el little black dress. La clave es contar con patrones clásicos, colores neutrales y jugar con las infinitas combinaciones. 

Como es de esperar, la ropa cada vez tiene menos vida útil y acaba antes en la basura. Y es que, según diferentes estudios de la ONU, una prenda se utiliza de media tan solo 10 veces antes de ser desechada. Y tres siglas vienen al rescate antes de descartar prendas por habernos aburrido de ellas: DIY. La creatividad no tiene fin en redes sociales como Pinterest o los incontables tutoriales que puedes encontrar en Youtube: que si podemos transformar nuestros vaqueros en un bolso, teñir una prenda blanca de todos los colores que queramos mezclar o incluso simplemente volver a confeccionar nuestra prenda para vestirla de una forma completamente diferente. Y es que… ¿todavía queda alguien sin haberse puesto el bikini al revés este verano? 

Esta atemporalidad, cercanía y creatividad han sido también las tres claves en esta editorial de moda en clave sostenible, apostando por las firmas locales con los vestidos del diseñador tinerfeño Damián Rodríguez. También los básicos de moda han sido los protagonistas en diferentes fotografías que luego, esas mismas piezas, han sido reinventadas para proponer nuevas combinaciones y looks a través de la creatividad de la fotógrafa Tatiana Dzudzova.

Por último, los paisajes elegidos representan algunos de los elementos más característicos de Tenerife como son los paisajes volcánicos de las Cañadas del Teide, los charcos naturales, donde el agua y la lava se juntan, las originales playas de arena negra o las plataneras que tiñen de verde esta isla tan salvaje y única.

Fotografías y el estilismo de Tatiana Dzudzova – modelo y maquillaje Andrea Antolín

Editorial inicialmente publicada en KOOSS Magazine