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¿Tú también sueñas con haber vivido en otra década?

¿Soy solo yo o están volviendo los 90? Y cuando digo 90 también digo 80, 70 incluso los 2000. Hemos oído una y mil veces que las modas van y vuelven. Las tendencias son cada vez más cortas y se vuelven a repetir actualizándose con nuevas formas, nuevos tejidos, nuevas combinaciones. Pero ahora más que nunca estoy viendo cómo los 80 y los 90 están volviendo a la música. Solo hay que ver cuáles son los discos más escuchados del momento. Estoy hablando de Dua Lipa, The Weeknd o Miley Cyrus, y cómo han traído de vuelta los beats que antes llenaban las pistas de baile. Y ¿sinceramente? Me encanta. Pero no creas que me gusta porque son las discográficas las que han hecho que los 80 y 90 nos vuelvan a enamorar. La clave no ha sido repetir hasta la saciedad las mismas canciones. Esto viene de más atrás, y puede que a ti también te pase. Y es que siempre he sentido que he nacido en la época equivocada. Que si hubiera vivido en otra década, habría encajado mejor. Veo películas de los 90, o con la estética de los noventa, y me invade una sensación como de calma y nostalgia a partes iguales. Y dirás ¿nostalgia? Escucha «¿Tú también sueñas con haber vivido en otra década?» en Spreaker.

Ya, a mí también me choca, pero ese es el sentimiento y también la clave del tema del que me gustaría hablar… ¿Es posible sentir nostalgia por una época en la que ni siquiera había nacido? Seguro que si eres fan del trabajo de Woody Allen, te habrá venido a la cabeza la película de Medianoche en París. Si no la has visto, estoy por pedirte que pongas en pausa este audio y vayas corriendo a verla, ahora mismo está disponible en Amazon Prime. En esta comedia romántica, Owen Wilson encarna a Gil Pender, un guionista aspirante a novelista que mientras pasea solo de noche por París en un viaje con su futura mujer, se sube a un coche que, sin saberlo, le traslada a la época de Picasso, Hemingway o Gertrude Stein. Durante la película, aparece la idea de El complejo de la edad de oro, que se da cuando consideramos que un tiempo pasado fue mejor que el que vivimos.

Seguro que alguna vez has viajado a algún pueblo acogedor, donde parece que se ha parado el tiempo. Y, por un momento, te imaginas cómo habría sido tu vida en esa época. ¿Seguiría siendo la misma persona? ¿Tendría la misma personalidad? ¿Perseguiría los mismos sueños? Hace unos años, tuve la oportunidad de disfrutar de un pueblo reconstruido en Copenhague donde han recreado calles y calles de diferentes décadas, con casas, tiendas, supermercados, colegios, de todo, tal y como eran antes.

Este sitio se llama Den Gamle By. Se encuentra en Arhus y si tienes la oportunidad de pasarte por allí, no dudes en dedicarle toda una mañana o casi el día entero para fijarte en cada detalle. Es decir, no solo eran calles, podías entrar en la mayoría de los establecimientos, y en cada uno dejaban altavoces con las conversaciones de la gente de entonces. Entre los muchos escenarios en los que nos encontramos, el mejor fue el interior de un bar que me hizo sentir que estaba de verdad en otra época. Parecía que habían hecho un simulacro hacía 5 minutos y se habían ido todos de ahí, dejando los ceniceros llenos, las copas a medio poner, los percheros con las chaquetas de la gente. Y bueno, lo mismo pasaba con una guardería, un taller de mecánica… Con todo.

Pero volviendo al tema...

Creo que sí se puede sentir nostalgia por algo que no has vivido. Igual había que inventar otra palabra, pero de verdad creo que no se necesita haber crecido en una era para sentirte conectado con ella. Eso sí, ¿qué es lo que echamos de menos realmente? Después de pensar mucho sobre este tema he dado con lo que más me gustaba de esas décadas. Y creo que es la sencillez. Después de ver algunas películas o series (por cierto, ahora entenderás mejor por qué veo una y otra vez Friends, y es que esta gran serie me ha enseñado taaantas cosas…) creo que lo que echo en falta es la sencillez de las rutinas que nos han mostrado en la televisión. La pureza de una amistad sin redes sociales ni WhatsApp, en la que si se quedaba a una hora tenías que aparecer puntual porque no había manera de avisar a tu amiga de que llegabas tarde. Puede que también sea su falta de pantallas donde las páginas de un libro no se pasaban con un botón

El otro día le pregunté a mi madre que qué era lo que más echaba en falta de los 80 y 90, y me habló sobre la libertad a la hora de viajar con amigos, que hacer autostop era tan común como ahora viajar con Blablacar, también esa forma de vivir más tranquila y para ti, no vivir para mostrárselo a los demás.

Pero ¿sabes qué? No existe una edad de oro. Simplemente la anhelamos por su lejanía, por la imposibilidad de volver a vivirla. Pensar en el pasado se vuelve como un antídoto para el vacío del presente. El presente se siente demasiado real y solo tenemos pequeños fragmentos de lo que realmente sucedió en el pasado. Las películas están diseñadas para ser una experiencia lo suficientemente inmersiva como para despertar tu interés y transmitirte una falsa sensación de seguridad.

Y es ahí donde está la clave. Puedo sentir envidia por algunas características que ya no disfrutamos como lo hacían antes, pero no hay que dejar a un lado muchos de los aspectos negativos del pasado que agradezco que no estén presentes. Por ejemplo, por mi trabajo, me encuentro con muchos interiores de casas. Algunos son muy modernos hasta tal punto que hasta me resultan fríos. Luego pienso en la casa de mi pueblo y me veo decidiendo que me gusta más un hogar acogedor con su estilo rústico lleno de muebles restaurados, pero aaahhh también me gusta que haya internet, que la televisión sea grande y poner la canción que quiero en mi altavoz en menos de 3 segundos. Y entonces me doy cuenta de que puedo elegir.

Puedo elegir escuchar un disco de vinilo en el antiguo tocadiscos de mi padre, o abrir Spotify desde el móvil y darle al play. Puedo elegir si quiero pasar las páginas del libro que me encuentro leyendo, o si leo desde un eBook los libros más gordos para poder llevarlos conmigo donde quiera. Puedo elegir entre escuchar rock, urban, trap y un largo etcétera. Aunque seguiré eligiendo a los Beatles, U2 o Aerosmith, pero los he elegido yo entre cada vez más infinitas opciones.

Y esta ventaja por ejemplo es solo en cuanto a cultura. Hace ya muchos meses me encontré con un tweet que no recuerdo quién lo publicó, que iba dirigido a todos los que pensábamos pues que “ojalá haberlos 90” (o no me acuerdo qué década era exactamente) y salía un fragmento de la televisión de entonces donde aparecían distintas personas que entrevistaban por la calle preguntando su opinión sobre la homosexualidad. Decían auténticas barbaridades. O sin ir más lejos la publicidad machista que ahora nos deja perplejos viendo cómo se podía permitir la retransmisión de tales escenas. Y fue ahí cuando vi que no envidiaba la vida de esa época.

Tenemos el privilegio de poder disfrutar de la música, las películas y los libros de nuestra época favorita, podemos maquillarnos y vestirnos siguiendo un estilo que nació en otra década mientras elegimos con qué avances tecnológicos vivir y con cuales no en muchos ámbitos de nuestra vida y disfrutamos de una sociedad más igualitaria e inclusiva que entonces.

Espero que hayas disfrutado de este ratito conmigo. En el podcast podrás escuchar algunas ideas para incluir rutinas sin tanta tecnología de por medio y vivir un estilo de vida más relajado. ¡No te lo pierdas! Ah, y no olvides suscribirte y valorar este podcast para disfrutar cada semana de un nuevo episodio en las principales plataformas como YouTubeSpreaker, iVoox, Apple Podcast, Spotify y Google Podcast.

Contenidos extra

Den Gamle By 99 borradores y un chai latte nostalgia complejo de la edad de oro otra década época

¿Ya has visto Midnight in Paris o Medianoche en París? ¡Perfecto! Ahora te recomiendo este capítulo del podcast de El Salón del Cinéfilo que analiza esta obra maestra.

Canciones del Podcast: Secret t Happiness – Jayjen, The Valley – tubebackr & Found You – Atch (From Audio library)