Este piso en Nueva York llevaba 30 años sin haber sido reformado: paredes espejadas de 1980, mármol marrón, suelo enmoquetado… Todos estos elementos se eliminaron, recuperando los suelos de madera en toda la vivienda, incluidos los baños,
otorgando al espacio una base histórica. Este proyecto ha sido llevado a cabo por el estudio con sede en Brooklyn, Leyden Lewis. La formación de Leyden abarca «el rico patrimonio cultural caribeño de Trinidad y Tobago, la sofisticación urbana y el modernismo europeo clásico», presentes en cada rincón del proyecto
100 Un plaza.
El piso se encuentra en el piso 48, brindando unas increíbles vistas del cielo de Manhattan, la ciudad de Long Island, Brooklyn e incluso el edificio Chrysler. Los clientes, coleccionistas de arte, querían un hogar que contrastase con su residencia principal en Sudáfrica, dando como resultado espacios fluidos y modernos. Las paredes exhiben las obras de arte de su antigua casa de Miami, así como diseños del siglo XX, como las sillas de comedor de Phillippe Starck que se encuentran bajo la mítica lámpara de pared de Jean Prouvé. «Los clientes solicitaron que los taburetes Backenzahn actuaran como una mesa de café y un pedestal para el arte», comenta Leyden.
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