¿De verdad tenemos que monetizar nuestro hobby?

¿De verdad tenemos que monetizar nuestro hobby?

Me llama la atención la gente que tiene un hobbie desde pequeño. Ese algo que no pueden parar de hacer casi cada día o cada vez que tienen oportunidad como tocar la guitarra, salir con la bici, pintar, la cerámica, jugar al tenis, salir a correr… En mi caso, no fue hasta los 18 cuando me di cuenta de que no tenía hobbies. Fue cuando empecé a ir a las agencias de figuración y publicidad, donde te hacen rellenar formularios sobre tus medidas, si tenías carnet de conducir, tu residencia, y en último lugar tus hobbies y habilidades. Al principio rellenaba esa casilla rápido: me gustaba la gimnasia rítmica, el baloncesto y se me ocurrió incluir el tenis. Lo hacía de manera automática hasta que mi hermana me acompañó a algún casting y vio lo que yo ponía…

Ella sabe tocar la guitarra y el piano por ejemplo, jugaba mucho al baloncesto y le encanta casi cualquier deporte en el que hay un mínimo de competición. Entonces me di cuenta de que hice gimnasia rítmica hasta que tuve una luxación de rodilla con 13 años y no volví a hacer ni una voltereta. Estuve apuntada al baloncesto y me escondía entre mis compañeras para que no me eligiesen para salir a jugar. Y he jugado al tenis, no sé, ¿igual 10 veces en toda mi vida? No tenía hobbies o habilidades para rellenar esa casilla.

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Así que, decidí tener un hobby y me apunté a clases de Ukelele, a clases de italiano, de cerámica, de pintura, de yoga, de baile… una detrás de otra. Pero al final duraba unos meses y buscaba otra cosa que me llenase. Y es que llevo estos últimos 3 años entrevistando a muchos artistas sobre sus trabajos y muchos de ellos habían descubierto su nueva pasión con 30 o 40 años. Me suelen contar que tenían un trabajo que nada tenía que ver con su nueva profesión, se apuntaron a clases de escultura, de cerámica, de pintura o de cualquier otra actividad creativa y me contaban cómo se les había encendido un algo que ya no podían apagar. Hasta llegar al punto de cambiar completamente de profesión y vivir de su nuevo hobby.

En muchos momentos he hablado con mis amigas sobre este tema, y me he dado cuenta de la cantidad de gente que no tenemos hobbies. O no tenemos ese entretenimiento para el que parece que tienes que tener una cualidad. Pero hay muchas otras cosas que creo que también deberíamos considerar como hobbies. Yo entiendo que un hobby es cualquier actividad que, cada vez que tenemos un ratito libre, pensamos en ello y nos reconforta, nos hace desconectar por un momento de las tareas pendientes, nos libera en cierto modo. Y no tiene por qué ser ninguna actividad artística o física. Parece que esa clave es imprescindible para considerarlo hobby. 

En mi caso, por ejemplo, los días que he conseguido sacar un momento para leer un libro o mis revistas favoritas, es un día completamente diferente a los demás. Me encanta pasar muchos ratos en las librerías fichando mis próximos libros. También me encanta ir a los kioskos internacionales y descubrir nuevas revistas independientes alrededor del mundo. También me apasiona cantar, y cuando saco una hora en la que estoy cantando una canción tras otra, me lleno completamente de energía. También me gusta leer sobre música y escuchar discos nuevos. Por ejemplo, llevo ya 2 años escuchando los 1.001 discos que hay que escuchar antes de morir (y pronto haré un episodio hablando de lo que he aprendido de todos ellos). Si te das cuenta, mis hobbies entonces serían leer, cantar y escuchar música. Y pensarás ¿y quién no hace eso?

Recordemos la esencia de un hobby

Parece que hemos eliminado esta forma de entretenernos y disfrutar del tiempo libre, de la lista de posibles hobbies. Pero algo que creemos que hace todo el mundo, resulta que no es así del todo. No todo el mundo lee libros o revistas a diario. No todo el mundo canta… a conciencia, por así decirlo. No me refiero a cuando suena una canción que conoces y la medio cantas, sino, cantar de verdad, concentrándote en cada segundo. (Ya si canto bien o no, se lo dejo para valorar a mis pobres vecinos). Y aunque casi todo el mundo escuche música, no todo el mundo le dedica tiempo de verdad a descubrir discos, cantantes y canciones y a indagar en la historia que esconden. Así que, a pesar de que cantar, leer y escuchar música sea algo aparentemente común, yo he hecho de estos tres entretenimientos mis verdaderos hobbies. 

Tengo que decir que seguiré buscando actividades nuevas, esperando que alguna de ellas despierte ese no sé qué que tiene la gente. Oye, igual mi nuevo hobbie resulta ser buscar nuevos hobbies, quien sabe…

No tienes por qué vivir de tu hobby, no tienes que profesionalizarlo o monetizarlo. También puedes hacerlo por pasión, por ti, por que te gusta. Y ya está.

Ahora viene la segunda parte que, personalmente, me parece muy importante. Y para ello, voy a utilizar otro hobby o práctica que llevo años tratando de que sea diaria, y es el yoga. Sí, ha habido un boom total, y creo que ya lo mencioné en mi anterior capítulo sobre la nostalgia por épocas pasadas. En él te comentaba que hace tiempo que compré revistas de moda de los 90 y me sorprendió ver cómo los temas siguen siendo los mismos aunque creemos que son nuevos, pues me encontré con muchos titulares sobre el feminismo, el yoga o el cambio climático. Que parece que los 90 están casi ahí, pero cabe señalar que ya han pasado nada más ni nada menos que 30 años… Ahí lo dejo…

Como te decía, yo también he caído en el yoga. De pequeña practicaba muchísimo pilates, me encantaba, pero descubrir el yoga fue otra cosa. Y como a casi todo el mundo, se me ha pasado por la cabeza, mil veces sacarme un título para ser profesora de yoga. También cuando en alguna conversación sale el hecho de que practico yoga, siempre hay alguien que me dice ¿y por qué no te sacas la titulación y das clases de yoga? Tengo que decir que es una idea que todavía ni he descartado, ni me he decidido a hacerla realidad. Pero ha sido inevitable pensar ¿por qué siempre tenemos que tratar de monetizar nuestro hobby? ¿Por qué no podemos disfrutar de esa actividad que nos hace desconectar?

Y esto pasa con todo. Si te gusta ver películas y series siempre habrá alguien que diga: ¿y por qué no haces un blog con críticas sobre lo que ves? Y si resulta que lo tienes ¿por qué no metes publicidad o hablas con marcas para que tu blog te dé dinero? Si te gusta viajar, ¿por qué no abres un canal de Youtube? Y de nuevo, si lo tienes, trata de sacar dinero de este entretenimiento. No digo que esté mal tener un extra cada mes o incluso hacer de tu hobby tu nuevo trabajo, pero creo que también debemos recordarnos que no tienes por qué vivir de tu hobby, o no tienes que profesionalizarlo o monetizarlo. También puedes hacerlo por pasión, por ti, por que te gusta. Y ya está.

Creo que es necesario equilibrar un poco la balanza entre tanto mensaje de dejarlo todo por vivir de un sueño. Y es que, estoy recibiendo mucha publicidad de este tipo a través de las redes sociales, de gente que vende cursos sobre cómo monetizar tu hobby, cómo vivir de tu pasión, cómo lo dejé todo para construir mi propia empresa… Me parecen mensajes un tanto agobiantes que te hacen pensar que mientras no estés trabajando de tu hobbie, no habrás triunfado. Pero cabe recordar que son muy pocos los que de verdad viven de ello, y que todavía menos de verdad lo dejaron todo por su sueño.

Eso sí, de nuevo quiero señalar que con todo esto, no me refiero a que si alguien tiene como hobbie, la pintura por ejemplo, y siempre ha soñado con vivir de sus obras, no luche por este sueño. Desde luego que animo y envidio a partes iguales a estas personas. Pero lo que sí que quiero enfatizar es que es normal tener un trabajo que mmñeee y un hobby que nos apasione (sea cual sea). Y que NO hace falta monetizarlo.

La ración diaria de FRIENDS...

Al pensar estos últimos días sobre este tema, me apunté señalar un ejemplo que, como no, encontré en Friends. Como sabes, soy una gran fan de Friends y encuentro casi cualquier situación de la vida, reflejada en alguna de sus escenas. Esta vez, la protagonista es Phoebe, y por si no has visto Friends o no te acuerdas mucho, te diré que es el personaje más extrovertido de los seis con una curiosa forma de ver la vida. Ella es masajista, suele escribir sus propias canciones y muchas veces las toca con la guitarra acústica en el Central Perk. En un capítulo la cafetería decide dejar de contar con ella para pagar a una artista profesional (que por cierto, es Chrissie Hynde la cantante de The Pretenders). Este cambio hace que Phoebe, que cantaba por placer, se ponga a tocar sus canciones en la puerta de la cafetería pidiendo dinero. Cuando Rachel se acerca para ver cómo se encuentra, Phoebe le dice que cuando ha cantado una canción le han dado 1 dólar con 75 céntimos, pero con su canción favorita, Smelly Cat, le dieron 25 céntimos.

Esto me ha recordado a cómo Instagram comenzó a ser una plataforma donde enseñar lo que más nos gustaba y compartirlo con gente de todo el mundo. Pero, al ver cómo otras personas han convertido esto en su trabajo, ha empujado a otras a tener como objetivo monetizar nuestro entretenimiento, olvidando que la esencia de un hobby es disfrutar de ese tiempo que le dedicamos.

Me gusta pensar en esta nueva forma de disponer de un trabajo y compaginarlo con el crecimiento de una marca propia o recibir un extra cada mes por productos o servicios de los que disfrutamos realizando, la vida no es solo tu trabajo. Y esto es algo que también nos enseñó Phoebe. Creo que es muy importante disponer de un trabajo que te permita disfrutar de lo que realmente te gusta hacer, de los planes en familia y del tiempo con los amigos. Y si ya tu trabajo te apasiona, es un añadido (maravilloso, por supuesto) pero muchas veces, dedicarnos plenamente a nuestra pasión nos lleva en muchos casos al estrés y a la precariedad laboral, Y ahí es cuando nos toca poner la vida social y la profesional en una balanza.

También ha sido inevitable comparar la diferencia de dinero que Phoebe recibía por cada una de las canciones, con cómo influyen los likes que recibimos en una fotografía o vídeo por ejemplo. Cómo cambia la percepción de la calidad de cada publicación que publicamos en las redes sociales. Igual si tienes un perfil personal en Instagram donde solo publicas tu día a día o tus viajes, no tomas esta cifra tan en cuenta. Pero cuando un fotógrafo publica sus fotos, un videógrafo sus vídeos, un escritor publica sus textos, y un largo etcétera de ejemplos de profesionales que utilizan Instagram como una ventana al mundo donde enseñar su trabajo. Ese contador de likes se vuelve su peor enemigo. Así que, si has decidido compartir con el mundo tu pasión, toca hacer el enorme esfuerzo de que ese numerito, no influya negativamente en nuestro hobbie. Sé que es algo muy difícil de hacer, y el día que dé con la clave para que no nos cueste tanto, prometo compartirla. 

Mientras, toca buscar fuentes de motivación que nos animen a disfrutar cada vez más de nuestros hobbies y puntos de apoyo en nuestros amigos y familia que siempre tienen buenas palabras sobre nuestro trabajo. Qué haríamos sin ellos…

Espero que hayas disfrutado de este ratito conmigo, no olvides suscribirte y valorar este podcast para disfrutar cada semana de un nuevo episodio en las principales plataformas como YouTubeSpreaker, iVoox, Apple Podcast, Spotify y Google Podcast.

Canciones del Podcast: Secret t Happiness – Jayjen, The Valley – tubebackr & Found You – Atch (From Audio library)

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